16 de noviembre de 2020

Microrelatos.

Un microrelato es un mensaje dirigido a lectores sutiles por parte de un escritor perspicaz.

Retorno.
Me siento mal desde hace unos días. Cuando acabe el funeral, iré al médico para que me dé algo para este dolor en el pecho. Estoy aquí por compromiso, era un compañero del trabajo. Departía con él mucho, pero siempre de trabajo, nunca de cuestiones personales.

Cambio de opinión. Siento una necesidad irresistible, casi angustiosa, de dar un beso a mi mujer. Cruzo la puerta de mi casa y la veo sentada en el salón, al fondo del pasillo. Está vestida de negro –luto riguroso–, sus lágrimas caen sobre la fotografía de nuestra boda, que abraza sobre su pecho.


Toda una vida.
Sentados al sol. Componen una pareja adorable. Cincuenta años juntos. Uno de ellos, la mirada brillante, cara luminosa por los recuerdos felices, pregunta: “¿Todavía me quieres?” El otro, la cara de medio lado, boca apretada, los ojos duros, susurra: “¡Todavía no!”


En pocas palabras.
Mi vida es una ironía. De niño, prisa por alcanzar la libertad que suponía ser adulto. Después, añoranza de la infancia: independencia sin responsabilidades. Antes de casarnos tuvimos que esperar varios años: acabar la universidad, preparar oposiciones, conseguir plaza en Zaragoza, ahorrar para el piso. Llegamos cansados al matrimonio. El hastío surgió pronto. Duró poco.

Ahora mato las tardes en el centro cívico. Hacemos solitarios, cada uno con su propia baraja. Apenas hablamos. Después de cenar juego al dominó online con personas lejanas con seudónimos graciosos. Chateamos sobre cómo nos ha ido el día.

La vida es un sarcasmo.


Fusión. (Microrelato metaliterato)
Lo leí después de muerto –yo, no él
. Me gustó. Maté al autor para poder decírselo. Muchos muertos utilizan el tiempo entre dos mundos para lamentarse, algunos intentan inútilmente aferrarse a seres y lugares queridos. Pero yo fui concebido como un personaje de acción.

Se entusiasmó, no por mis alabanzas –un simple personaje de su creación–, sino por mi carácter e iniciativa. Dijo que me resucitaría en su último libro –ya póstumo–, bastarían unos párrafos.

Ahora se lo agradezco interpretando mi papel lo mejor posible. Soy lo que convierte su trama en sublime. He conseguido incluirle en el corto elenco de escritores inmortales.


Zaragoza 16 noviembre 2020.