23 de enero de 2019

El modelo español de Seguridad Nacional.


En la primera parte se presenta de forma sucinta el concepto y la arquitectura de la Seguridad Nacional en España, atendiendo al ordenamiento jurídico y documentos relevantes, tal como la Estrategia de Seguridad Nacional aprobada por el Gobierno. Incluye una breve historia de su desarrollo y como se ha alcanzado la situación actual, momento en el que a juicio del autor es necesaria una reflexión sobre el camino a seguir, corrigiendo algunas incongruencias y potenciando el sistema de Seguridad Nacional. En la segunda parte se exponen una serie de propuestas que podrían servir como punto de partida para un debate que se estima necesario.

El objeto de este trabajo es precisamente ese, el de servir como punto de reflexión y propiciar un debate que contribuya al desarrollo del sistema de Seguridad Nacional, entendido como el conjunto de normas, estructuras, organismos y recursos humanos, materiales, técnicos e intelectuales que tienen la finalidad de amparar la seguridad del Estado y de sus ciudadanos, marco sin el cual estos no podrían ejercer sus derechos y libertades, ni tener garantizado su bienestar y prosperidad. Va dirigido a todos aquellos que se sientan concernidos o interesados por el tema. Está basado en la experiencia del autor y se recoge la opinión del mismo, entendiendo que habrá otras opiniones igualmente bien fundamentadas, distintas e incluso contrarias, pero con el convencimiento de que es necesaria una reflexión sobre el camino a seguir.



   El modelo español de Seguridad Nacional (I). *


22 de enero de 2019

Contrainteligencia y Seguridad.

¿Qué es Contrainteligencia y Seguridad? 


En un artículo anterior se expuso el concepto y características fundamentales de la Inteligencia, y se describió el ciclo de inteligencia. No se puede hablar de Inteligencia sin hablar también de Contrainteligencia y Seguridad. Inteligencia, Contrainteligencia y Seguridad son tres aspectos inseparables del mismo concepto. Cualquier agencia o servicio de inteligencia dedica parte de su estructura y de su personal a la contrainteligencia y seguridad, bajo el mando directo de su Director.

En este artículo se exponen sucintamente los conceptos y algunos aspectos básicos de la Contrainteligencia y Seguridad.

Concepto de Contrainteligencia.
Contrainteligencia (CI) es el conjunto de actividades orientadas a prevenir, detectar, identificar y neutralizar las acciones de los servicios hostiles y las organizaciones o individuos que pongan en riesgo los intereses y la seguridad propia mediante acciones de espionaje, terrorismo, ciberataques, sabotaje, subversión o actividades criminales.

Cualquier servicio de Inteligencia desarrolla una actividad de Contrainteligencia con objeto de proteger su información sensible, personal, instalaciones, equipos y operaciones de la acción de servicios, organizaciones o individuos hostiles.

Contrainteligencia es por tanto la Inteligencia en beneficio de la Seguridad. Su objeto es el conocimiento, entendimiento y comprensión de las vulnerabilidades, amenazas y riesgos para tomar decisiones sobre las medidas de seguridad a adoptar para mantener la información sensible inviolable y las instalaciones, el equipamiento y el personal seguro.

Como parte de la Inteligencia, la Contrainteligencia se obtiene a través del Ciclo de Inteligencia. Las necesidades de información de contrainteligencia deben formar parte del plan de obtención de inteligencia. También se pueden canalizar como peticiones de información (RFI), a través del proceso de gestión de las necesidades de inteligencia (IRM).

Las operaciones principales de Contrainteligencia son: el enlace con los cuerpos de policía y organizaciones de inteligencia, para obtener y corroborar información; captación, tratamiento y explotación de fuentes humanas de información mediante HUMINT; investigaciones de antecedentes del personal, tanto del hostil o adversario como también del propio que pudiera suponer una amenaza a la Seguridad; análisis de CI para desarrollar un mayor conocimiento de las vulnerabilidades y amenazas a la Seguridad; y obtención de Inteligencia en general. Las investigaciones y los análisis de CI pueden emplear: entrevistas personales; comprobación de expedientes y antecedentes; medios técnicos para grabación de audio, imágenes, video, etc.; informática forense; investigaciones encubiertas; vigilancia y contravigilancia pasiva encubierta.

Concepto y categorías de la Seguridad.
Seguridad es la condición que se alcanza cuando la información, el personal, las actividades, los equipos y las instalaciones se encuentran protegidas contra las amenazas que representan las acciones de espionaje, terrorismo, ciberataques, sabotaje, subversión o actividades criminales, de servicios, organizaciones o individuos hostiles. Protege particularmente de la pérdida o revelación no autorizada de información clasificada.

No existe Seguridad total (al 100%). La Seguridad se logra mediante diferentes medidas defensivas o protectoras que se dimensionan en función de la “valoración de la amenaza” o análisis de las capacidades, facultades, métodos e intenciones de servicios, organizaciones o individuos hostiles y sus respectivos medios, considerando las vulnerabilidades de los objetivos que más probablemente pueden ser atacados.

Seguridad es un concepto integral que debe incluir todos los aspectos a proteger. Se pueden considerar diferentes categorías:

Seguridad de la información. 
La seguridad de la información es el conjunto de medidas preventivas y reactivas con objeto de proteger la información, buscando mantener la confidencialidad, la integridad y la disponibilidad de la misma.

La información es el activo más importante que tiene una agencia o servicio de inteligencia. Información es todo conocimiento que puede ser comunicado, presentado o almacenado en cualquier forma (documental, audio, video o digital).

Según la Web pública de la Oficina Nacional de Seguridad del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Información Clasificada es cualquier información o material respecto de la cual se decida que requiere protección contra su divulgación no autorizada y a la que se ha asignado, con las formalidades y requisitos previstos en la legislación, una clasificación de seguridad. La información puede estar clasificada en distintos grados en función del perjuicio que puede ocasionar su difusión no autorizada. En España los grados reconocidos, de mayor a menor, son: SECRETO, RESERVADO, CONFIDENCIAL y DIFUSIÓN LIMITADA.

A su vez, se debe distinguir entre información clasificada nacional o extranjera (propiedad de otros países u organizaciones internacionales, como OTAN o Unión Europea). La cesión e intercambio de información clasificada entre estados, o entre un estado y una organización internacional se realiza de acuerdo con los tratados internacionales o bilaterales suscritos entre las partes. En estos casos, y para el adecuado tratamiento de esta información, se establece una tabla de equivalencias entre los grados de una y otra parte, con la finalidad de dar un tratamiento equivalente a la información clasificada extranjera de grado equivalente a la nacional.

Atendiendo al grado de clasificación, las medidas de protección son más o menos exigentes. Pueden llegar desde el almacenamiento de los secretos en cámaras acorazadas de acceso restringido y controlado, hasta la simple obligación de guardar bajo llave sencilla los documentos de difusión limitada.

Ciberseguridad.
La ciberseguridad o seguridad informática debe ser considerada de forma separada a la seguridad de la información.

La ciberseguridad o seguridad informática está relacionada con la informática y la telemática y tiene por objeto la protección de la infraestructura computacional y todo lo relacionado con esta, especialmente, la información almacenada, procesada y transmitida a través de las redes informáticas. La seguridad informática es la que se encarga de diseñar las normas, procedimientos, métodos y técnicas destinados a conseguir un sistema de información seguro y fiable.

Seguridad personal.
Aquellas medidas tomadas para excluir o restringir el acceso al material o información clasificada por personas cuya lealtad, fiabilidad u honestidad pueda estar en duda.

La seguridad personal no debe entenderse como seguridad del personal que trabaja para un organismo, agencia o servicio de inteligencia, sino como la seguridad de dicho organismo de inteligencia frente a posibles actuaciones de personas que pueden ser lesivas para la organización.

El factor humano es el mayor riesgo que enfrenta una agencia o servicio de inteligencia. La historia muestra muchos casos de personas que cambian sus lealtades debido a que son captadas por servicios, organizaciones o individuos hostiles por razones muy variadas: ambición, chantaje, ideología, reconocimiento personal, sexo…

Los principios fundamentales de seguridad personal son:

1- Que la información clasificada puede ser manejada sólo por personas que tengan “necesidad de conocer” esa información en concreto para el desempeño de su trabajo.

2- Que estén en posesión de una habilitación personal de seguridad del grado adecuado.

3- Que estén autorizadas por sus superiores jerárquicos.

Habilitación personal de seguridad (HPS) es una acreditación concedida por la autoridad a una persona determinada que cumple los criterios necesarios para acceder a información clasificada. En España, la Oficina Nacional de Seguridad del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) es el organismo que concede, deniega o retira la HPS. No es un servicio abierto al ciudadano, sino a los organismos oficiales de seguridad (españoles y extranjeros), que son los que determinan la necesidad de que determinadas personas, que prestan sus servicios en ellas, dispongan de la HPS para que puedan acceder a su información clasificada de grado CONFIDENCIAL o equivalente y superior.

Seguridad física.
Seguridad física es la parte de la Seguridad que tiene que ver con los mecanismos y las medidas físicas que tienen por objeto la protección del personal e impedir el acceso no autorizado al equipamiento, las instalaciones, el material y documentos sensibles para salvaguardarlos contra acciones de espionaje, terrorismo, sabotaje, cualquier otro tipo de daño o robo.

La Seguridad física se materializa en el personal de seguridad, las barreras físicas y los controles de acceso a las instalaciones de los organismos de inteligencia.

Es aquí donde se incluye la seguridad del personal que trabaja para un organismo de inteligencia. La medida más importante es la protección de la identidad de dicho personal, cuya confidencialidad se debe mantener y nunca se debe hacer pública. En el caso de los directores y personal cuya identidad es públicamente conocida es necesario el uso de medios materiales como escoltas, equipos de protección personal, coches blindados, etc.

Seguridad de las operaciones.
Es un proceso cuya finalidad es dar protección a las operaciones llevadas a cabo por personal de inteligencia, normalmente para obtener información. Utiliza medidas activas y pasivas para denegar a posibles adversarios el conocimiento de las disposiciones, capacidades o intenciones propias.

La seguridad operacional es un elemento esencial en el planeamiento de una operación de inteligencia. Si no se garantiza un nivel adecuado de seguridad al personal que debe tomar parte en una operación de inteligencia, dicha operación debe ser abortada.

Seguridad de la organización.
Lo que aquí denominamos como seguridad de la organización no es considerada habitualmente al mismo nivel que el resto de categorías anteriormente expuestas. Sin embargo, cada vez es más necesario considerar una nueva categoría que trate aspectos relacionados con la imagen institucional de los organismos de inteligencia, sus actividades relacionadas con la diplomacia corporativa (relaciones con otros organismos oficiales y no oficiales), perfil público y promoción de aspectos culturales.

En nuestros días, la posibilidad de utilizar medios clásicos de comunicación social, redes sociales y otros medios de ámbito global para propagar noticias falsas o difundir información clasificada supone una amenaza que debe ser considerada por el personal de seguridad. Igualmente, la promoción institucional y la difusión de la cultura de inteligencia necesaria en un entorno de transparencia pública se deben hacer compatibles con la ineludible reserva que se debe mantener por motivos de seguridad.

Protección de fuentes.
Este es el aspecto más sensible de cualquier organismo de Inteligencia. La identidad de sus fuentes no puede ser desvelada bajo ninguna circunstancia, por dos razones principales: en primer lugar porque una vez desvelada su identidad, una fuente deja de serlo (está “quemada”); y en segundo lugar, y más importante, porque se pone en riesgo su seguridad y puede ser anulada por elementos hostiles (en el caso de fuentes humanas se puede poner en peligro su integridad física, su vida o su libertad).

Una única base de datos en la que se recoja la identidad de fuentes humanas es esencial para la gestión de las mismas y para evitar duplicidades (dos servicios del mismo organismo podrían contar con la misma fuente y considerarla como fuentes distintas). Dicha base de datos debe gozar del más alto nivel de protección, bajo la autoridad inmediata del director del organismo.


22 de enero de 2019

Francisco Javier Aguirre Azaña

15 de enero de 2019

"Desde aquí lo veo".


Dedicado a Mariola y Luis, entrañables amigos, con los que compartimos unos estupendos días en la casa protagonista de esta historia y donde conocimos la historia familiar de la tía Paquita y el tesoro aún por descubrir. El resto del relato es ficción, pero en él incluyo mi tesis sobre donde está el tesoro.

11 de enero de 2019

Desde mi ventana.














Como cada día de aquel verano, me desperté cuando el chorro de luz y calor del sol matutino entró por la ventana anunciando otro día ardiente. Y como cada día, nada más levantarme me asomé por la ventana para mirar la costa amalfitana, donde el mar encontraba de repente las abruptas laderas de las montañas teñidas de verde y amarillo, golpeándolas cadenciosa e incansablemente. La brisa fresca, que allá abajo levantaba espuma en la cresta de las olas, también acariciaba la cara, dejando sus besos húmedos sobre la piel.

Me gustaba contemplar aquel paisaje donde dicen que los dioses griegos se situaban, en lo alto de las montañas, para observar a las sirenas que revoloteaban entre las rocas, tocando sus embriagadoras melodías para atraer a los incautos marinos que estrellaban sus naves intentando alcanzarlas. Desde el pequeño pueblo de Nocelle, me parecía adivinar el punto donde los dioses ordenaron la muerte de Parténope, cuando Ulises ordenó a sus tripulantes que se taparan los oídos para no escuchar a las sirenas, mientras que él, atado al mástil del barco con los oídos descubiertos, a pesar de que había implorado una y otra vez que lo soltaran, se había mantenido amarrado al palo y pudo deleitarse con su música sin sufrir daño alguno, siendo esta la causa de la muerte de una de las sirenas.
También me cautivaba el esplendoroso limonero de verdes hojas que estaba junto a la ventana. Cargado de limones grandes como puños, de un amarillo refulgente. Con una piel rugosa a la vista, pero suave al tacto, y embriagadoramente aromática. Limones que eran trozos de sol vital hecho materia; promesa de sabor dulcemente ácido y fragancia cítrica.

Mientras trasteaba en la cocina, Renata solía cantar canciones en incomprensible pero melódico napolitano. Yo pensaba que las sirenas también cantarían así. Cada mañana, escuchando a Renata, sentado bajo el toldo blanco que la brisa movía suavemente, observando a mis pies aquel paisaje único de luz, mar y monte, saboreando un espeso, dulce y aromático café “ristretto”, sentía que había desentrañado el secreto del “dolce far niente”.

Zaragoza, 11 de enero de 2019.

5 de enero de 2019

Pensamientos breves (II)

Lealtad versus Fidelidad.
Más allá de las definiciones del diccionario, tras muchos años trabajando bajo estos principios, he llegado a formar una idea personal de lo que significa cada uno de ellos.

La fidelidad es unívoca, de una persona subordinada a otra (un superior jerárquico) o a una norma cuyo cumplimiento no se cuestiona. No se tienen en cuenta las circunstancias que puedan acompañar a cada caso particular y por tanto el cumplimiento del precepto es ciego.

La lealtad, en cambio, es un concepto más amplio, omnidireccional. Entre personas, es una relación biunívoca, exige fidelidad, confianza y honestidad no sólo del subordinado hacia el superior jerárquico, sino también de este último a sus subalternos, o de otra manera esa relación de lealtad se rompe. Además, exige el respeto a los principios, valores y objetivos de la institución a la que se sirve, primando el bien común, el interés público o colectivo sobre el personal.

La lealtad exige honestidad, capacidad de disentir con el jefe cuando se considera que puede estar equivocado, aunque finalmente se sigan fielmente sus órdenes una vez tomada una decisión. La fidelidad no contempla ningún tipo de crítica ni capacidad de disentir, es ciega.

Quien exige lealtad a su persona, pero no corresponde con su propia lealtad al resto; quien busca su interés particular e inmediato y está dispuesto a sacrificar el interés común, no merece esa lealtad; únicamente busca fidelidad personal, irracional, como la que un perro tiene por su amo.

Una organización que prima la fidelidad sobre la lealtad está llamada a entrar en decadencia. Los intereses personales se acaban convirtiendo en la guía de sus líderes, que no tienen contestación en su entorno y acaban endiosados, confundiendo lo que no es más que una visión personal con la verdad general. Los que quieren llegar a posiciones de liderazgo se ven obligados a eliminar cualquier criticismo y finalmente la organización es dirigida no por los mejores, sino por los que mejor se adaptan a esa línea de actuación. La organización desperdicia el potencial humano con que cuenta y va perdiendo su capacidad de innovación y adaptación a una realidad que evoluciona continuamente.

El respeto mutuo y el respeto de las normas generalmente aceptadas son las claves de una convivencia pacífica. 

Las sociedades humanas son diversas y complejas. En los países avanzados conviven multitud de grupos sociales con diferentes religiones, etnias, culturas y valores. Incluso dentro de un mismo grupo social, las personas tienen diferentes ideas, perspectivas, puntos de vista e ideologías distintas. Una imposición forzada a alguien de un sistema de valores diferente, generalmente provoca rechazo y enfrentamiento, que pueden llegar a romper la concordia y la paz social. Si se quiere mantener esa armonía, el respeto mutuo en las relaciones personales (evitando la provocación, el insulto y el desprecio) y el respeto de las normas establecidas socialmente (aceptadas por la mayoría) son la clave.

Se puede replicar que en muchas ocasiones si no se rompiesen las normas establecidas, las sociedades no evolucionarían ni progresarían. En efecto, en la historia se pueden ver muchos ejemplos de cambios a través de conflictos. Actualmente, las sociedades democráticas ofrecen mecanismos para cambiar las normas respetando precisamente los procedimientos establecidos para ello y evitando disputas violentas.

El valor de una persona se mide por sus hechos, no por sus palabras.
Hablar es fácil, especialmente cuando no se tiene intención de cumplir lo que se dice. Pero lo que tiene valor es lo que realmente se hace, la acción. La calidad de una persona se basa en la coherencia entre lo que dice y lo que realmente hace.

La experiencia nos demuestra que muchas personas hablan de una forma pero actúan de otra, no habiendo congruencia entre sus palabras y sus actos. No podemos dar nuestra confianza a quién obra de esa manera. Quién demuestra mayor coherencia entre palabras y hechos merece más consideración y respeto.

Como dijo el Evangelista Mateo: “Por sus hechos los conoceréis”.

El hombre es incoherente por naturaleza.
Hablando en términos generales, todas las personas son incongruentes en ciertas ocasiones o situaciones de su vida. Es prácticamente imposible encontrar integridad incondicional u honestidad absoluta. Cualquier persona es proclive a hacer excepciones en su forma de pensar y actuar en favor de personas cercanas. 


Las personas, de forma habitual, aplican unos criterios y estándares determinados en su vida, a la hora de juzgar los hechos que observa o de los que tiene conocimiento. Lo hacen de acuerdo con un sistema de valores que le es propio, que puede ser más o menos exigente según las características de cada cual. Pero -la experiencia nos dice- ese sistema de criterios y valores habituales se relaja cuando se aplica a personas cercanas: conyugue, hijos, amigos, también a uno mismo, buscando un posible beneficio o tratando de evitar un perjuicio. La objetividad  que se aplica a terceros se pierde cuando juzgamos lo propio.

Por otro lado, también es habitual observar que muchas personas quieren y exigen a sus gobernantes cosas contrapuestas, aun siendo conscientes de que son incongruentes entre sí, de que hay que elegir entre una y otra porque no se pueden conseguir las dos al mismo tiempo. Pero se autoengañan, se aferran a justificaciones que en su fuero interno saben que son incoherentes e incompatibles. 


Dado que, como se afirma al principio: somos incongruentes por naturaleza, para minimizar la frustración y los daños que se producen en estos casos, es necesario apoyarse en una serie de principios: el conocimiento racional antes que el sentimiento; un sistema de valores sociales basados en el bien común y la ejemplaridad; la puesta en evidencia de las incongruencias y las tácticas populistas; el establecimiento de un modelo ideal a seguir, a pesar de que pueda parecer utópico.

El hombre es el peor enemigo del hombre.
No por viejo este aforismo ha dejado de tener validez. Cuando los líderes sociales consiguen enfrentar grupos humanos entre sí 
-habitualmente buscando alcanzar sus ambiciones personales antes que los objetivos colectivos que utilizan como pretexto-, el hombre se convierte en un enemigo despiadado e inmisericorde del otro que no forma parte de su grupo, etnia, religión o ideología. 

Mi experiencia personal está basada en las guerras de los Balcanes: en Bosnia, en las zonas de mayoría serbo-croata se subyugaba a las minorías musulmanas llegando al asesinato para expulsarlos del territorio. En Kosovo, tras la intervención de OTAN para expulsar al ejército serbio, la mayoría albano-kosovar (musulmana) utilizaba los mismos procedimientos con las minorías serbias. En marzo de 2004 se quemaron iglesias y monasterios, escuelas y hospitales, y se mataron a docenas de civiles serbios. En situaciones de enfrentamiento, cuando la convivencia pacífica no está garantizada; allá donde un grupo social es fuerte, el fuerte intenta exterminar al oponente más débil, independientemente de su ideología.

La Seguridad no está garantizada, ni siquiera en las sociedades democráticas avanzadas.
Cuando se alcanza un nivel elevado de desarrollo y prosperidad, tendemos a pensar que se ha alcanzado una situación estable, que no hay alicientes para salir de ella y por tanto esa situación está garantizada en el futuro. Por lo que no es necesario distraer esfuerzo y recursos en su mantenimiento y simplemente hay que disfrutar de lo que se tiene.

Pero la realidad es que en el mundo compiten fuerzas con intereses particulares contrapuestos. La distribución de los recursos y la riqueza genera desigualdades. La evolución social y tecnológica produce cambios que provocan nuevas redistribuciones de riqueza y generan nuevas desigualdades. Las desigualdades generan conflicto. Quién se considera en una situación de inferioridad, ya sea una percepción real o ficticia, intenta cambiar el estatus quo e incrementar su cuota de bienestar, incluso recurriendo a la confrontación violenta con quien goza una posición aventajada. Y esto, no sólo entre grupos humanos diferentes (etnia, raza, religión…) sino también en el propio seno de sociedades con un alto nivel de homogeneidad.

Además, la Seguridad es una percepción subjetiva. Alguien se puede sentir inseguro aunque viva en un entorno objetivamente seguro, donde su vida, sus derechos, su libertad y su bienestar están razonablemente garantizados. Si nos sentimos inseguros tenemos que visualizar el objeto de nuestra inseguridad como algo material y eso habitualmente es otro grupo humano antagonista, con el que no compartimos valores.

Zaragoza, 4 de enero de 2019.


Francisco Javier Aguirre Azaña.

4 de enero de 2019

Pensamientos breves. (I)

He servido cuarenta años en el Ejército. He trabajado, convivido y conocido muchas personas de diferente condición y países distintos, militares y civiles. Muchos de ellos buenas personas, pero también algunos canallas. Aunque ya no recuerdo las caras y los nombres de la mayor parte de esas personas, su trato y las experiencias vividas juntos han ayudado a modelar la persona que soy ahora. He desarrollado mi actividad profesional en ambientes muy diversos. Inicié mi carrera como joven oficial con trato continuo y directo con soldados de reemplazo, en unas condiciones y contextos que poco tienen que ver con los actuales. Posteriormente, trabajé varios años en cuarteles generales internacionales con oficiales extranjeros, en situaciones de paz y también de crisis. Asimismo he desarrollado mi labor en los niveles de asesoramiento más altos del gobierno. He vivido situaciones muy diversas en diferentes países, algunas de ellas no exentas de tensión e incertidumbre. Y tras toda esa experiencia vital, quiero exponer aquí las cosas que he aprendido, que no son muchas, ni tan siquiera originales, pero de las que quiero dejar constancia, aunque sólo sea por prurito personal.

Todos tenemos algo que enseñar y algo que aprender.
Cuando uno trata con gentes de diferentes países, culturas y orígenes, es fácil dejarse llevar por los tópicos. En ocasiones uno puede sentirse superior en algunos aspectos debido a los propios orígenes, nacionalidad, formación u otros fundamentos. En otras ocasiones, se puede caer en un complejo de inferioridad considerándose por debajo de alguien, simplemente porque su procedencia parece darle cierta superioridad.

Lo cierto es que tras una convivencia directa, cuando uno llega a conocer a las personas y puede discernir más allá del tópico y del lugar común, se da cuenta de que siempre hay algo que aprender de cada persona, de su actitud vital, su profesionalidad o su experiencia, aunque su estatus personal pueda ser considerado inferior. Recíprocamente, cuando actuamos con coherencia con nuestros principios, estamos transmitiendo una enseñanza que puede ser ejemplo para cualquiera, por muy superior que quiera considerarse.

Si quieres comprender el mundo, sigue la pista del dinero.
Cualquier actividad organizada precisa financiación. Es imposible llevar a cabo un proyecto, desde los de carácter filantrópico hasta los de carácter criminal, si se carecen de recursos económicos. Para entender lo que realmente sucede hay que observar el flujo del dinero, desde sus fuentes: quién, dónde, cómo y porqué financia una actividad, y estudiar el camino que sigue el dinero hasta su empleo y destinatarios finales. De esta manera es posible comprender quién está verdaderamente apoyando una causa y porque.

Por otra parte, la manera más efectiva de terminar con una actividad es precisamente atacando su financiación, cortando la generación o el flujo de dinero e impidiendo que llegue a su destino final. Para ello, en primer lugar hay que tener un conocimiento completo de cómo se produce ese flujo y quiénes son los beneficiarios finales. Después, es cuestión de voluntad y capacidad efectiva de acción.

Un buen ejemplo de lo dicho son las actividades relacionadas con el terrorismo, el crimen organizado o los movimientos de desestabilización de determinadas sociedades.

A veces queremos arreglar cosas que no necesitan arreglo.
Este punto está relacionado con las situaciones de injerencia, generalmente por razones humanitarias, en países que viven o han vivido situaciones de conflicto, crisis o guerra. La intervención en fuerza en sociedades que se encuentran atravesando una crisis nos coloca, queramos o no, en una situación de superioridad objetiva, percibida tanto por ellos (los intervenidos) como por nosotros: miembros de una coalición que generalmente busca ayudar a superar esa situación conflictiva.

Cuando nos sentimos en una situación de superioridad cultural, moral, social o de cualquier otro tipo, llegamos a pensar que nuestra razón (cultura, costumbres, valores, religión…) es cierta y superior a la de los otros, y en consecuencia sería lo mejor para ellos adoptar nuestro modelo. Elevamos nuestras creencias particulares al rango de verdades generales e incontestables y tendemos a desechar los puntos de vista diferentes. En esas situaciones, en ocasiones, se valoran ciertos acontecimientos, situaciones o comportamientos como anómalos, contraproducentes o perjudiciales para alcanzar los objetivos deseados. Todo ello de acuerdo con nuestra línea de pensamiento, pero sin tener en cuenta que puedan ser aceptados como normales (aunque sea temporalmente), el contexto y las circunstancias en que se producen. E intentamos corregir situaciones y comportamientos, en definitiva problemas que no son tal en la sociedad en la que se producen, interviniendo y provocando una serie de acciones y reacciones desestabilizadoras y contraproducentes, que en muchas ocasiones crean un verdadero problema donde no lo había.

Etnia, religión e idioma son fácilmente utilizados para crear y mantener enfrentamientos. 

La forma más habitual que tienen los líderes populistas y demagogos de alcanzar y mantener el control de un grupo humano, ya sea en beneficio propio o porque se sientan llamados a un destino particular -aunque muchas veces ambas cosas van de la mano-, es apelando al sentimiento frente a la razón, creando una conciencia del “nosotros” en contraposición al “ellos”, fomentando la diferencia, la disimilitud, la superioridad o el victimismo, o una mezcla de todo ello.

Apelar y profundizar a las diferencias étnicas, religiosas e idiomáticas es una vía segura de lograr ese objetivo de concienciar al “nosotros”, enfrentándolo con el “ellos”, y suelen ser precursores del conflicto. El recurso a la etnia, religión e idioma propio en contraposición a otros es una indicación clara de la voluntad de enfrentamiento y subsecuente conflicto. 


El simple tiene soluciones simples para resolver cuestiones complejas.
La realidad es compleja, multifacética. Los procesos sociales y económicos están interrelacionados unos con otros y una actuación en un campo suele producir efectos de primer, segundo y sucesivos órdenes en otros campos, a veces no deseados o incluso no planeados o conocidos de antemano. Las sociedades modernas también son complejas con grupos diversos con diferentes apreciaciones de la realidad y puntos de vista, valores y objetivos distintos.

En este contexto, las personas simplistas, incapaces de asimilar esa complejidad, ofrecen soluciones simples para determinados problemas, como un conflicto social o la distribución de recursos económicos escasos, sin valorar los efectos que esa solución tendría sobre otros aspectos de la realidad, aún en el caso de que puntualmente (y muchas veces sólo temporalmente) se palíe el problema.

No suele ser buena idea adoptar soluciones simplistas que ignoran la realidad de las cosas, generalmente conocida gracias a la experiencia. Ese tipo de soluciones puede funcionar por algún tiempo, pero finalmente la realidad se impone y los perjuicios posteriores y las distorsiones que se producen pueden ser mayores que el beneficio inicial.

Una persona inteligente tiene explicaciones sencillas para entender cuestiones complejas.
Muchas personas se sienten abrumadas por quién aporta información profusa y copiosa para explicar una cuestión compleja y cuando no se llega a entender todas las explicaciones, dado que la cuestión es difícil de entender, se tiende a pensar en una limitación propia y a pensar que el otro demuestra un gran conocimiento y por lo tanto es una persona con una inteligencia superior.

De la misma manera, muchas personas que quieren mostrar una superioridad intelectual recurren a esa técnica de aportar muchos datos, o hablar barrocamente sobre el tema en el que quieren mostrar su superioridad.

En mi experiencia -aunque no es frecuente encontrarlo- una persona realmente inteligente es la que es capaz de exponer una cuestión de difícil comprensión de forma sencilla y comprensible para la mayoría. 


Zaragoza, 4 de enero de 2019.

Francisco Javier Aguirre Azaña.