26 de noviembre de 2018

Decálogo de la Defensa

Presentación.
El objeto de este artículo es divulgar el concepto de Defensa Nacional. Se ha utilizado el formato de “decálogo” para enunciarlo como un conjunto de pautas o principios básicos, que son los que guían la política de defensa española. Al final da cada punto se incluye un breve resumen que sintetiza el mismo.


Estos principios han sido seguidos por todos los gobiernos desde la instauración de la Democracia en España, aunque poniendo más hincapié en unos o en otros según el momento. Suponen una buena aproximación para aquellos que no están familiarizados con el tema y están interesados en conocer como España aborda su Defensa Nacional.

1. La Defensa es un componente esencial de la Seguridad Nacional.
La Defensa no es únicamente una política sectorial sino un componente fundamental de un concepto más amplio y global, la Seguridad Nacional.
La Seguridad Nacional es la garantía de la pervivencia del Estado de Derecho y su ordenamiento legal, salvaguardia de los derechos y libertades de todos los ciudadanos, dentro de un entorno de bienestar y prosperidad en el que se consideran satisfactoriamente instalados la mayor parte de los ciudadanos, frente a amenazas y desafíos tantos internos como externos. Es por lo tanto una política de Estado por encima de las agendas particulares de los distintos gobiernos que involucra a toda la Administración Publica, tanto estatal como autonómica o local.
La Seguridad Nacional es responsabilidad del Gobierno de España, quien dirige la defensa del Estado (artículo 97 de la Constitución española 1978).
La Defensa Nacional es uno de los componentes fundamentales de la Seguridad Nacional, junto con la Seguridad Publica y la Acción Exterior, todos ellos apoyados por los Servicios de Inteligencia e Información. No obstante, la Seguridad Nacional no se circunscribe únicamente a esos aspectos, sino que afecta en mayor o menor medida a todos los ámbitos de actuación del sector público: fomento, energía, educación, justicia, industria, etc. También incluye ámbitos de especial interés de carácter interministerial: ciberseguridad, seguridad económica y financiera, seguridad marítima, seguridad del espacio aéreo y ultraterrestre, seguridad energética, seguridad sanitaria y preservación del medio ambiente.

La Defensa Nacional, componente esencial de la Seguridad Nacional, es responsabilidad del Gobierno de España. Las Administraciones Públicas deben colaborar en su consecución para garantizar los derechos, libertades y bienestar de sus ciudadanos.
  
2. Las Fuerzas Armadas garantizan la Defensa Nacional.
Las Fuerzas Armadas tienen encomendada la Defensa Nacional en los términos recogidos en el artículo octavo de la Constitución española.
Para garantizar la Defensa Nacional, los principios y valores constitucionales, las Fuerzas Armadas actúan no sólo dentro de territorio nacional sino que junto con sus socios y aliados contribuyen a la seguridad y estabilidad internacional fuera de España.
Las amenazas y riesgos se sitúan en muchas ocasiones en áreas muy alejadas y tienen carácter global. La mejor forma de gestionar esos desafíos y asegurar que los ciudadanos no sufren sus consecuencias negativas es trabajando en los lugares de origen junto con socios y aliados.

Las Fuerzas Armadas españolas garantizan la soberanía e independencia, la integridad territorial y el ordenamiento constitucional en el conjunto de España. Para ello, actúan también en el exterior junto con socios y aliados en cumplimiento de los tratados y compromisos asumidos.

3. La Defensa es polifacética y precisa múltiples capacidades.
El panorama geopolítico actual es multipolar, complejo y cambiante, donde compiten actores y organizaciones estatales y grupos no estatales. El desarrollo tecnológico permite cambios en las relaciones de poder y el acceso a espacios comunes globales con regulaciones débiles, como el ciberespacio o el espacio ultraterrestre, facilitando que pequeños grupos con medios limitados confronten a los Estados y Organizaciones Internacionales. Las denominadas amenazas hibridas combinan amenazas convencionales y no convencionales, tienen por objeto desestabilizar países y sociedades, y su identificación y atribución resulta muy compleja.
La Defensa debe adaptarse para hacer frente eficientemente a los nuevos riesgos y amenazas, además de mantener las capacidades que nos protegen de las amenazas clásicas sobre la libertad, independencia e integridad nacional, que no por ser viejas han desaparecido.
Las Fuerzas Armadas deben contar con una capacidad militar de disuasión creíble y suficiente, que además proporcionen una capacidad apropiada de influencia en el contexto internacional, principalmente en nuestra zona de interés. Es indispensable que cuenten con una capacidad adecuada de proyección exterior en defensa de los intereses nacionales. Deben ser interoperables con nuestros socios y aliados para permitir una contribución leal y solidaria a la defensa colectiva y llevar a cabo misiones multinacionales en apoyo de la paz, seguridad y estabilidad internacionales. Además, se deben proveer de las nuevas capacidades que el desarrollo tecnológico demanda para garantizar la seguridad tanto en los espacios clásicos (terrestre, marítimo y aéreo), como en los nuevos: ciberespacio (ciberseguridad) y el espacio exterior.

Las Fuerzas Armadas deben ser dotadas de todas las capacidades precisas para una Defensa eficaz.

4. Contribución sustancial a la Política Común de Seguridad y Defensa de la Unión Europea.
La Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) es una parte integral del enfoque global cívico-militar con el que la Unión Europea (UE) como actor mundial afronta la gestión de situaciones de crisis y promueve la paz y seguridad internacionales. Las capacidades militares que los países miembros ponen a disposición de la UE permiten el reforzamiento de la seguridad internacional, la prevención de conflictos y la ejecución de operaciones de apoyo a la paz, incluyendo operaciones de combate.
La PCSD forma parte de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) y se sitúa bajo la autoridad del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. El Alto Representante dirige el Servicio Europeo de Acción Exterior, que también integra casi todos los mecanismos orgánicos permanentes de la política defensiva de la Unión (el Comité Político y de Seguridad, el Comité Militar, el Estado Mayor de la Unión Europea, el Centro Conjunto de Situaciones para el Análisis de Inteligencia -SitCen, etc.), preside el Consejo de Asuntos Exteriores encargado de despachar los asuntos relativos a la PCSD, y es uno de los vicepresidentes de la Comisión. Acción Exterior y Defensa se integran en la misma estructura jurídica, administrativa, estratégica y política bajo el Alto Representante.

España tiene vocación europea y asume como propios los valores y objetivos de la Unión Europea (UE). Se reconoce el valor de la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE como herramienta para fomentar la cooperación internacional, promover el desarrollo, mantener la paz y afianzar la seguridad internacional. Bajo su acción se aúnan los principales instrumentos aplicables a la prevención y resolución de conflictos: diplomacia, defensa militar y fomento del desarrollo económico y social. Se respaldan las iniciativas tendentes a una mayor integración militar por parte de los Estados miembros de la UE dispuestos a ello, a través de mecanismos como la Cooperación Estructurada Permanente u otros que se puedan configurar en el futuro.

5. Participación activa y responsable en la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
La variedad de amenazas y desafíos, muchos de ellos interconectados, su carácter global, el hecho de que se puedan situar muy lejos de nuestras fronteras  y la incertidumbre que todo ello genera hacen imposible que un actor individual sea capaz de garantizar su propia seguridad de forma aislada. La OTAN es la alianza político-militar que garantiza la libertad y seguridad de sus miembros en los espacios europeo, mediterráneo y atlántico.
La OTAN garantiza la defensa colectiva de sus miembros, de acuerdo con el artículo cinco del Tratado de Washington, constituyendo la mejor forma de disuasión y defensa contra cualquier amenaza de agresión externa. Por otro lado, aúna un conjunto de capacidades políticas y militares para la gestión de crisis: antes (impidiendo la escalada del conflicto), durante (deteniendo los enfrentamientos armados) y después (consolidando la estabilidad en situaciones de post-conflicto) de los conflictos que puedan afectar a la seguridad de la Alianza. Finalmente, OTAN promociona una seguridad cooperativa para reforzar la seguridad internacional  a través de la asociación con otros países del espacio Euroatlántico, la región del Mediterráneo, el Golfo Pérsico y resto del mundo, y otras organizaciones internacionales como la Unión Europea (UE) y la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), contribuyendo activamente en el control de armamento, la no-proliferación y el desarme. Mantiene las puertas de la Alianza abiertas a todas las democracias europeas que cumplan sus estándares. 
La OTAN proporciona además el vínculo trasatlántico con Estados Unidos, aliado singular, históricamente prioritario, de presencia global y con el que se mantiene una profunda relación estratégica también en los ámbitos político, económico y cultural.

España considera que la OTAN es una organización político-militar imprescindible para el mantenimiento de la paz y seguridad y la defensa en los espacios europeo, atlántico y mediterráneo y avala una permanencia vigorosa en la misma. Como Sociedad democrática, solidaria y avanzada, respalda una participación activa y responsable en sus iniciativas con objeto de ser un agente productor de paz y seguridad, no un mero consumidor gorrón de esfuerzos ajenos.

6. Apoyo y participación en las operaciones de mantenimiento de la paz de la Organización de Naciones Unidas.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) trabaja en el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales a través de varias líneas de actuación: la diplomacia preventiva y la mediación para evitar conflictos. Las operaciones de mantenimiento de la paz, que también facilitan los procesos políticos y ayudan a restablecer el Estado de derecho, protegen a los civiles y promueven los derechos humanos, y ayudan en los procesos de desarme, desmovilización y reintegración de excombatientes. La consolidación de la paz, para ayudar en la transición de la guerra a la paz, reducir el riesgo de un reinicio del conflicto y sentar las bases de una paz y un desarrollo duradero. La lucha contra el terrorismo, con una estrategia global contra el terrorismo. Y, el desarme, mediante la búsqueda de la eliminación de las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva y la regulación de las armas convencionales.

España apoya la participación de las Fuerzas Armadas en las operaciones de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas. Su actuación debe respetar la legalidad internacional y las resoluciones de Naciones Unidas. Como Sociedad democrática, solidaria y avanzada respalda una participación activa y responsable en las actuaciones de la ONU que tienen por objeto mantener la paz, seguridad y estabilidad internacionales. España quiere ser un productor de paz, seguridad y estabilidad mundial, no un mero consumidor.

7. Actuación en todos los espacios geoestratégicos de interés.
Nuestra seguridad está intrínsecamente ligada a la seguridad en Europa, el Mediterráneo y la región Atlántica. La pertenencia a la OSCE, OTAN y UE avalan el compromiso con la seguridad y estabilidad en esas zonas. No obstante, no por ello se desatenderán las relaciones bilaterales y multilaterales con otros actores que puedan aportar estabilidad a nuestro entorno o que mejoren nuestras relaciones estratégicas. En particular, las iniciativas de seguridad en el Mediterráneo, Oriente Medio, Norte de África y África subsahariana.
Mención especial requiere Iberoamérica, considerada tanto en su conjunto como individualmente los países que la integran. Dados los tradicionales lazos históricos, políticos, económicos, sociales y culturales, existe un gran potencial para reforzar la cooperación y colaboración en materia de Defensa, facilitando la participación combinada en misiones internacionales y proporcionándoles un vínculo con UE y OTAN, siempre con respeto pleno a la soberanía e independencia de cada uno de los países.
Asia-Pacífico es otro foco de interés, dado el papel cada vez más activo de algunas potenciasen esa zona y su influencia creciente en la gobernanza mundial. Otras regiones, como el Ártico, ganan importancia estratégica en el ámbito de la seguridad.

Se avala el establecimiento de otras relaciones bilaterales, regionales y multilaterales con actores que puedan aportar seguridad y estabilidad a nuestro entorno o que mejoren nuestras relaciones estratégicas.

8. La Defensa debe contar con una financiación adecuada, estable y conocida.
Los países de la Alianza Atlántica consideran que un gasto del 2% del PIB proporciona una financiación adecuada del esfuerzo de Defensa que cada Estado debe asumir.
A la satisfacción de las necesidades humanas básicas tales como manutención, vivienda, sanidad y educación, hay que añadir la necesidad de seguridad y protección como requisito elemental. Sin menoscabo de la financiación de las políticas necesarias para cubrir las necesidades básicas de los ciudadanos, asegurar su bienestar y fomentar su afán de progreso -que en un Estado moderno se podría traducir en: empleo, vivienda, sanidad, educación…- se debe asegurar también que la seguridad y protección de los ciudadanos está garantizada gracias a una aportación suficiente de recursos.

Se reconoce como un objetivo final adecuado para el presupuesto de Defensa el 2% del PIB, sujeto a la evolución de la situación económica y a la financiación prioritaria de las políticas sociales básicas. Se considera positivo el proyecto de incrementar paulatinamente el gasto militar hasta alcanzar el objetivo final de acuerdo con la evolución de la situación económica.

9. El gasto en Defensa es gasto público, con los mismos efectos positivos sobre la economía que el resto de gasto público. No compite con los gastos sociales.
El gasto en Defensa incrementa los niveles de empleo, consumo e inversión al igual que lo hace el resto del gasto público. No compite con el gasto social puesto que las decisiones de gasto no son del tipo todo-nada, sino que distribuyen ponderadamente los recursos disponibles entre necesidades con distinto grado de prioridad en función de las circunstancias. Por otra parte, un gasto responsable en Defensa permite una actuación eficiente al menor coste social posible. Se debe tener en cuenta que un correcto planeamiento y programación de la Defensa exige un horizonte temporal de gasto estable y conocido a largo plazo, independientemente del mayor o menor nivel del mismo.
El gasto en Defensa produce externalidades positivas, entre las que se pueden destacar el empleo generado directa e indirectamente y el consumo. Mención destacada merece la inversión ligada a la industria de defensa o de doble uso, que se desarrolla en los campos de las nuevas tecnologías y con alto contenido en investigación, desarrollo e innovación, y cuyos desarrollos y avances frecuentemente tienen aplicación con gran impacto en el ámbito civil. La cooperación entre Defensa e industria nacional es positiva en todos los aspectos, permite a la industria del sector su presencia internacional y la penetración en mercados específicos que requieren la garantía estatal.
Es obligado señalar que las Fuerzas Armadas es uno de los principales activos de la acción exterior del Estado, complementando la acción diplomática y acrecentando el prestigio e influencia internacionales. Con su presencia en zonas en conflicto protege la actuación de ciudadanos y organizaciones nacionales en dichas zonas, ya sea en cometidos humanitarios o particulares, empresariales y de negocios. La presencia en misiones de estabilización y cooperación puede facilitar nuevas oportunidades de negocio para las empresas y negocios.
Por último, una de misiones de las Fuerzas Armadas es el apoyo a las autoridades civiles en emergencias y catástrofes, poniendo a disposición de las mismas su potencial  en los momentos más críticos, con objeto de proteger la vida y propiedades de los ciudadanos.

Se reconocen las externalidades positivas del gasto en Defensa sobre la economía, la acción exterior y el apoyo a las autoridades civiles.

10. La Defensa debe ser asumida por los ciudadanos como garantía de paz, seguridad, estabilidad y bienestar. Promoción de la conciencia de Defensa.
Las sociedades democráticas, solidarias y avanzadas deben asumir su responsabilidad en el mantenimiento de la paz, seguridad y estabilidad universales. Un Estado evolucionado debe ser productor, no consumidor de seguridad. La contribución de la Defensa es esencial -e incluso imprescindible en caso de conflicto armado- en la producción de seguridad. Por otro lado, se debe garantizar el derecho de los ciudadanos a colaborar en la Defensa (artículo 30 de la Constitución española). Una Defensa eficaz precisa de la participación ciudadana, garantía de su legitimidad, profundidad y continuidad.
Por todo ello, es necesario promocionar la conciencia de Defensa en los ciudadanos y con carácter más amplio fomentar una cultura de Defensa dentro de una cultura más extensa de Paz y Seguridad.

Se debe promover la conciencia de Defensa entre los ciudadanos y promocionar una cultura de Defensa en línea con los principios aquí expuestos. Sería conveniente que dicho conocimiento formase parte de las enseñanzas impartidas por el sistema educativo.

 Zaragoza, 26 de noviembre de 2018.

Francisco Javier Aguirre Azaña.

24 de noviembre de 2018

La puerta.

Gracias al navegador del móvil llegué caminando: Leeson Street 4, Dublín. En frente de mí tenía una casa georgiana del siglo XIX. Una más entre otras muchas similares que sólo se diferenciaban por las puertas, cada una de un color: amarillo, rojo, azul... La puerta estaba cerrada, elevada cuatro escalones sobre el nivel de la acera. En mitad de la estrecha fachada de una casa de tres pisos. Flanqueada por verjas de hierro pintadas en negro. Había una ventana con cortinas blancas. La puerta era una de esas puertas georgianas que daban fama a Dublín. Era de madera, maciza, color naranja luminoso. Bajo un dintel de madera blanca en arco semicircular, con cristal oscuro en su centro. No había placas, tan sólo un pomo redondo y dorado a la izquierda, y en el centro una abertura metálica, también dorada, para el correo.

Yo estaba paralizado frente a aquella puerta, con un nudo en las entrañas y la boca seca, incapaz de articular una palabra, agarrando fuertemente la cartera negra en la que llevaba todo lo necesario para realizar mi cometido. Quería salir corriendo, olvidarme de todo, coger un avión y volver a la seguridad de mi casa. Pero no podía. Mi jefe había sido taxativo, me había mandado a Dublín con un objetivo claro. Si no lo hacía perdería todo lo que me había costado tantos años y tanto esfuerzo conseguir.

Al cabo de dos minutos la puerta se abrió unos centímetros. Pude ver, apenas, un techo alto del que suspendía una lámpara blanca, redonda, que arrojaba su luz eléctrica al ambiente brumoso y gris de aquella mañana dublinesa. Bajo la lámpara, una mujer delgada. Era casi una niña, asiática, sonriente, hablando con alguien que no alcanzaba a ver. Rogué que no tuviera nada que ver con lo que me había llevado allí.

Pensé “no puedo hacerlo”. Iba a dar media vuelta cuando la puerta terminó de abrirse. La muchacha salió. Detrás de la puerta apareció una mujer en sus cuarenta, atractiva, ojos claros y hermosa cabellera pelirroja. Comenzó a hablarme en inglés. Sorprendido, me di cuenta de que entendía parte de lo que me decía. Me daba la bienvenida, se imaginaba que era el nuevo alumno que comenzaba el curso de inglés y me decía que la primera clase empezaría en cinco minutos. Mi cuerpo se relajó, conseguí articular algunas palabras de presentación y crucé aquella puerta de la ‘Trinity Academy of English’.

Zaragoza, 24 de noviembre de 2018