26 de marzo de 2022

Coronel Felipe Feringán y Cortés. Ingeniero militar en Nueva España.


La familia de los hermanos Sebastián y Felipe Feringán y Cortés, ingenieros militares.

Los hermanos Sebastián y Felipe Feringán y Cortés nacieron en Báguena (Teruel) en 19 de enero de 1700 y 17 de agosto de 1708, respectivamente.

El padre, Pedro Feringán, había nacido en 1658 en Bardallur (municipio de la provincia de Zaragoza, perteneciente a la comarca de Valdejalón), donde se había establecido su padre, Beltrán de Fringán ‒abuelo, por tanto, de los hermanos Sebastián y Felipe Feringán‒, quien era segundogénito de la casa de Fringán del lugar de Aydius (población francesa en el Valle de Aspe, departamento de Pirineos Atlánticos, región de Aquitania). El propio Sebastián Feringán, en la autobiografía que escribe de su puño y letra en el año 1754, en su deseo de mostrar el origen noble de su familia paterna dice que: “…sigue la línea primogénita, con el goce y posesión de la casa solariega de Fringán, hacienda aneja, capilla, entierro y banco distinguido en la iglesia parroquial, preeminencia que solo está concedida a los nobles.”

La madre, Josepha Antonia Cortés y Bernal, nacida en 1665, era natural de la villa de Tauste (Zaragoza) y también según Sebastián Feringán: “cuyos padres, y mis abuelos, es constante y notorio son familias hidalgas y distinguidas.”

Así púes, la familia Feringán y Cortés pertenecía a la nobleza más baja –en Aragón: infanzones‒ o, al menos, lo pretendía. Se instaló en Báguena, aunque desconocemos el oficio del padre, Pedro de Feringán.

Otros detalles de la familia se extraen de las anotaciones en los libros parroquiales de bautizados y difuntos de Báguena, que se conservan en el Archivo Diocesano de Teruel, y de la autobiografía del propio Sebastián Feringán mencionada anteriormente:

Un hermano mayor, Pedro Fringán Cortés, ‒con el mismo nombre que el padre‒ era “empleado en la cuenta y razón de la provisión de víveres que pasaban al establecimiento y sitio de Barcelona”, en Fraga (Huesca). En 1717 pasa a Barcelona, a la Contaduría de Bienes Confiscados. Sebastián se cría bajo su tutela en Fraga y le sigue a Barcelona, donde comienza a servir de ingeniero voluntario en las obras de la ciudadela de Barcelona.

Había al menos otro hermano que nació antes que Felipe, llamado Manuel. La inscripción de bautismo de Felipe, por nombre completo Manuel Felipe Feringán, dice que sus padres: “tuvieron otro Manuel pero no de dichos dos nombres.”

Hubo también una hermana, de nombre Catalina, que falleció poco antes de nacer Felipe con la calidad de “moza”.

De Felipe Feringán sabemos que con 15 años de edad, en 1723, ingresaba como cadete del Regimiento de Infantería de Sevilla, donde sirvió durante algo menos de cinco años. En 1727, comienza a trabajar en las obras de fortificación del puerto de Cartagena, dirigidas por su hermano, en ese momento ingeniero ordinario y teniente.

La madre, Josepha, fallece en 1730 y el padre al año siguiente; ambos en Báguena, en cuyo cementerio son enterrados, y no en la iglesia, lo que indica la modestia de su posición social. El hecho de que un hijo sea empleado público y otros dos ingresen en los escalones más bajos del ejército parece corroborar esa presunción.


Semblanza de Felipe Feringán y Cortés.

Firma de Felipe Feringán
Felipe sigue los pasos de su hermano mayor Sebastián: en 1727 pasa a Cartagena como inspector de la limpieza de su puerto y estudia matemáticas, geometría, dibujo, topografía y otras disciplinas relacionadas con la ingeniería de construcciones marítimas y obras públicas.
En 1730 es ascendido a ingeniero extraordinario y subteniente, siendo posteriormente destinado a Nueva España, donde llega en 1732. Es destinado a la plaza de Veracruz (actual Méjico) y castillo de San Juan de Ulúa. San Juan de Ulúa es una pequeña isla ubicada frente al puerto, uno de los más grandes y antiguos del país, y de gran importancia para la corona española.

Se da la circunstancia que Sebastián había recibido orden de destino para Veracruz en 1731 –año siguiente al que contrajo matrimonio‒, pero la eludió alegando enfermedad. Cabe preguntarse si hubo algún tipo de acuerdo para que el hermano pequeño sustituyera al mayor en el destino de ultramar, permitiendo a este último ser nombrado ese mismo año ‒a propuesta del marqués de la Ensenada‒ director del arsenal de Cartagena, en el que trabajo cerca de treinta años, dirigiendo su construcción, y que constituyó su obra fundamental.

La falta de personal cualificado obliga a multiplicar las tareas acometidas por el personal llegado de la metrópoli. Felipe Feringán realiza una gran cantidad de planos de Veracruz, Ulúa, campo y costa, bajos, islas y arrecifes, a una distancia de más de dos leguas a barlovento (norte) y sotavento (sur) de la plaza; en cuya comisión empleó más de dos años sin recibir gratificación alguna. En 1735 efectúa dos reconocimientos, uno en la Laguna de la Mancha (barlovento) para ver si podía establecer un puerto más seguro y ventajoso para bajeles que llegasen a Veracruz, y otro para la construcción de una batería que defendiese la entrada del río de Alvarado (sotavento).

En septiembre de 1741, es promovido a ingeniero ordinario y teniente, siguiendo destinado en Veracruz. Al siguiente año trabaja en la construcción de una contraguardia en el fuerte de San Juan de Ulúa.

En julio de 1747, es ascendido a ingeniero segundo y capitán, pasando a Ciudad de Méjico. En 1748 diseña los primeros proyectos de plazas octagonales en España, para la urbanización de la villa de Guadalupe. Las plazas octogonales fueron utilizadas en los proyectos de urbanización de las principales ciudades del imperio y en la construcción de poblaciones de nueva planta. A diferencia de las francesas, que alojaban algún monumento de carácter político o militar, las españolas cumplían una función de espacio libre urbano para uso cotidiano, que también fueron utilizados para corridas de toros y fiestas de carácter colectivo. Al año siguiente, elabora el diseño para erigir la iglesia del Sagrario en la catedral de Ciudad de Méjico. Más tarde inspeccionará, a lo largo de los años, esa misma obra.

En 1752, realiza dos planos “para aumentar las oficinas de ensaye y fundición de Zizallas... de la Casa de Moneda, en parte del Parque del Real Palacio”, y en 1755 un plano de la isla de Santa Rosa y punta de Sigüenza, en uno de cuyos lados está la planta de un fuerte de campaña, proyectado para el establecimiento del presidio de “Panzacola” (Pensacola, península de Florida).

En 1757 recibe el ascenso a ingeniero en jefe y teniente coronel, continuando destinado en la fortaleza de Pensacola. En 1763 continuaba en Pensacola y realiza el Plano del Presidio de San Miguel de “Panzacola”

En 1764, con el ingeniero Ricardo Aylmer realiza dos planos de un cuartel para Infantería, en Veracruz. Dos años después, estaba trabajando a las órdenes del ingeniero Manuel Santisteban, en abrir los cimientos del nuevo revellín de San Juan de Ulúa.

En agosto de 1766, asciende a ingeniero director y coronel, encargado del detall de las obras del citado castillo. En enero de 1768 se trasladaba a Xalapa para buscar mejoría de su enfermedad (“insulto apopléjico”), con licencia del gobernador y del ingeniero director.

El 25 de enero de 1769 fallece, siendo sepultado en una de las bóvedas de la iglesia parroquial de Veracruz.

Felipe Feringán y Cortés
1708 Nace en Báguena (Teruel)
1723 Cadete del Regimiento de Infantería de Sevilla
1727 Inspector de la limpieza del puerto de Cartagena
1730 Ingeniero extraordinario y subteniente, Veracruz (Méjico)
1741 Ingeniero ordinario y teniente, Veracruz (Méjico)
1747 Ingeniero segundo y capitán, Ciudad de Méjico
1757 Ingeniero en jefe y teniente coronel, Pensacola (Florida)
1766 Ingeniero director y coronel, Veracruz (Méjico)
1769 Fallece en Veracruz (Méjico)


Bibliografía:

- José María de Jaime Lorén. Báguena y los ingenieros militares Sebastián y Felipe Feringán. Revista Xiloca núm. 49 (2021), págs. 11-18, ISSN: 0214-11 75.

- Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño. Biografía de Felipe Feringán Cortés. Real Academia de la Historia. https://dbe.rah.es/biografias/136360/felipe-feringan-cortes



7 de marzo de 2022

La guerra de Ucrania

Ucrania nace como estado independiente y democrático el 24 de agosto de 1991, cuando el Parlamento Ucraniano aprueba el Acta de Proclamación de la Independencia de Ucrania. Hasta entonces, había estado bajo algún tipo de dominio extranjero desde la invasión mongola de mediados del siglo XIII. Ucrania ha sido parte de Rusia y las historias de Rusia y de Ucrania están entrelazadas.

Ucrania es un país complejo: la parte occidental habla ucraniano y acoge a la población católica (14% del total), la parte oriental habla principalmente ruso y concentra la población con origen étnico ruso y de confesión ortodoxa-rusa (Patriarcado de Moscú: 29% de la población total). La mayor parte de la población (42% del total) es ortodoxa-ucraniana (Patriarcado de Kiev).

La lucha política de la Ucrania democrática se puede resumir como un intento de imposición de una parte sobre la otra. A grandes rasgos: Occidente mira a Europa, Oriente mira a Rusia; la población está dividida entre la asociación con Europa o con Rusia. En 2013, el 41% de los ucranianos consideraban que la prioridad para Ucrania tenía que ser la integración con la UE y el 33% preferían una unión aduanera con Rusia.

Los hechos más significativos en su historia reciente son la Revolución Naranja y el Euromaidán. La Revolución Naranja (finales de noviembre de 2004 hasta enero de 2005) fue provocada por acusaciones de corrupción y fraude en las elecciones presidenciales del 21 de noviembre de 2004 entre los candidatos Víktor Yúshchenko y el pro-ruso Víktor Yanukóvich, a favor de este último. El Tribunal Supremo de Ucrania ordenó convocar nuevas elecciones para el 26 de diciembre de 2004. Bajo el escrutinio de observadores internacionales, la segunda contienda se declaró «libre y justa». Los resultados finales revelaron una clara victoria para Yúschenko, que recibió un 52% de los votos, comparado con un 44% de Yanukóvich. Yúschenko fue presidente entre 2005 y 2010.

Viktor Yanukovich (pro-ruso) fue presidente entre 2010 y 2014. El 21 de noviembre de 2013, un día después de que el Gobierno de Ucrania suspendiera la firma del Acuerdo de Asociación y el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea comienza en Kiev el Euromaidán: una serie de manifestaciones y disturbios heterogéneos de índole europeísta y nacionalista que logra el derrocamiento del presidente electo Víktor Yanukóvich, quien huye a Rusia en febrero de 2014 y es depuesto por el Parlamento.

El 1 de marzo de 2014, el exiliado expresidente ucraniano Víktor Yanukóvich pidió a Rusia el uso de fuerzas militares «para establecer la legitimidad, la paz, la ley y el orden, la estabilidad y la defensa de las personas de Ucrania». El mismo día, el presidente ruso Vladímir Putin solicitó y recibió la autorización del Parlamento de Rusia para desplegar tropas rusas en Ucrania y tomar el control de la península de Crimea, lo que hizo al día siguiente. Por otra parte, comenzaron disturbios en las regiones del este y del sur de Ucrania. En varias ciudades de las regiones de Donetsk y Lugansk, se organizaron milicias separatistas, que con apoyo ruso acabaron tomando el control de una gran parte de la región y declarando la autonomía de las repúblicas separatistas: República Popular de Donetsk y República Popular de Lugansk.


Lo que Occidente (Europa, Estados Unidos y sus socios y aliados) no comprende es que Ucrania es vital en la concepción de seguridad rusa. No acepta que las preocupaciones de seguridad de Rusia puedan ser genuinas, algo más que una mera excusa de Putin para justificar la construcción de un nuevo imperio ruso. Los rusos consideran que la expansión de la OTAN hacia el este es una amenaza contra su país.

Rusia no puede proteger sus fronteras –tiene la segunda frontera terrestre más larga del mundo– y confía su defensa en la profundidad estratégica, término que se refiere al territorio entre la frontera del país y los centros clave de población, gobierno y producción, que permite absorber un ataque enemigo y reaccionar sin poner en peligro sus fuentes de poder. Algo que Napoleón y Hitler tuvieron ocasión de comprobar. El concepto transciende del aspecto meramente militar al cultural y político, buscando un colchón que proteja el corazón ruso.

Lo que Putin no quiere aceptar es que Ucrania, como estado soberano y libre, pueda tomar decisiones propias y resuelva formar parte de la Unión Europea y, sobre todo, de la Alianza Atlántica. Putin es, de hecho, un tirano que aglutina todo el poder en Rusia, ha eliminado la oposición política, controla los medios de comunicación y la opinión pública, y por tanto no tiene que dar cuenta a nadie de sus actuaciones, por lo que hay que personalizar en él la actuación del país.

Así pues, el choque era inevitable. Occidente, por una parte, ha hecho oídos sordos a las inquietudes rusas y por otra ha ignorado las injerencias de Putin en Ucrania, que como hemos señalado se inician abiertamente en el año 2014. Y ello, quizás sea fruto de una actitud interesada: a Estados Unidos, más preocupado por la contención de China en el espacio indo-pacífico, le interesa el debilitamiento de sus posibles aliados, en este caso el eje Pekín-Moscú. La decisión de Putin de invadir Ucrania le relega a la condición de paria internacional y pone a China en una situación delicada. Occidente, por tanto, debe asumir su responsabilidad con Ucrania, quién finalmente ha recibido el golpe ruso. A pesar de las posibles responsabilidades (por omisión) de Occidente con Ucrania, Putin es el único culpable de invadir un país soberano, violar las fronteras internacionales y hacer saltar por los aires la legalidad internacional. Se ha colocado él mismo en una posición imposible ‒únicamente sustentada en la amenaza de utilizar armas nucleares‒ y se ha convertido en el primer enemigo de la precaria estabilidad mundial.

Tanque ruso en Ucrania (febrero 2022)
Tanque ruso en Ucrania (febrero 2022)

La invasión rusa de Ucrania ha desencadenado una guerra que probablemente será corta –dada la superioridad militar de Rusia sobre Ucrania–, pero que será seguida por una larga crisis. Occidente, a pesar de no participar en el conflicto militar, no puede permitir que Rusia salga victoriosa y alcance sus objetivos sin pagar un alto precio. Un precio que, al menos, le disuada de emprender nuevas aventuras expansionistas.

El inicio de la guerra ya ha provocado unas consecuencias que parecen irreversibles. Si el objetivo de Rusia era reforzar su seguridad estratégica, la invasión de Ucrania parece que va a lograr efectos contrarios:

- La población de Ucrania, antes dividida entre pro-rusos y pro-europeos, ahora es anti-rusa. Se refuerza la cohesión del país y el sentimiento nacionalista e independentista.

- Refuerzo de OTAN. La Alianza Atlántica cuya propia existencia estaba siendo puesta en duda por algunos líderes políticos y que estaba buscando su pervivencia a través de misiones no militares –tal como la lucha contra el cambio climático–, recupera su razón de ser primigenia: defensa colectiva del territorio y la población de sus miembros.

- Finlandia y Suecia tienen ahora mayores incentivos para abandonar su neutralidad y plantearse su entrada en la OTAN.

- Rearme de Europa. Incremento del gasto militar de los países (OTAN y UE) y tal vez reforzamiento de la defensa común en el seno de la Unión Europea. La decisión de Alemania de incrementar su presupuesto de defensa a los pocos días de la invasión de Ucrania es paradigmática.

- Debilitamiento de Rusia, como consecuencia de las sanciones económicas, el aislamiento internacional, la sangría social y económica si se perpetúa en el tiempo la ocupación de Ucrania, y el crecimiento de la oposición interna a Putin como resultado de todo lo anterior.


Zaragoza, 7 de marzo de 2022.

Francisco Javier Aguirre Azaña.