27 de junio de 2025

Nuevo sitio web: La Orden del Temple.

 


Este nuevo sitio web es un proyecto personal que tiene por objeto recopilar información relevante, fidedigna y rigurosa, desde una perspectiva histórica, sobre esta fascinante Orden Militar que continúa despertando interés después de transcurridos más de siete siglos desde su desaparición.


La Orden del Temple en el Camino de Santiago.

El Camino de Santiago y la Orden del Temple están intrínsecamente ligados, ya que los Templarios desempeñaron un papel importante en el desarrollo y la protección de la ruta jacobea durante los siglos XII y XIII. Los Templarios construyeron sus propios santuarios en las encomiendas del Camino, así como infraestructuras clave, tales como hospitales, albergues y castillos a lo largo del Camino. Además de patrullar las rutas para garantizar la seguridad de los peregrinos frente a bandidos y asaltantes. No solo brindaron seguridad física a los peregrinos, sino que también contribuyeron a la expansión y desarrollo de la ruta, consolidándola como un importante centro de intercambio cultural y espiritual.

Los Templarios, con su influencia y recursos, ayudaron a promover y difundir la devoción a Santiago, convirtiendo el Camino en un destino cada vez más popular y significativo. Por tanto, la presencia templaria en el Camino de Santiago fue fundamental para su desarrollo y consolidación como una de las rutas de peregrinación más importantes de la historia, tanto por su papel en la protección de los peregrinos como por su contribución a la construcción de la infraestructura necesaria para facilitar el viaje.


1. Ermita de Santa María de Eunate (Muruzábal, Navarra).

Pese a no contar con ninguna documentación que acredite fehacientemente el origen templario de esta iglesia, sí existen ciertas características de su fisonomía que hacen creer que los Caballeros Templarios hayan tenido algo que ver con su construcción: desde su planta octogonal (algo típico de las construcciones templarias) a una supuesta similitud en cuanto a su forma con la Cúpula de la Roca de Jerusalén situada en el antiguo Templo de Salomón, en el que los Templarios tuvieron su primera sede.

2. Iglesia del Crucifijo (Puente la Reina, Navarra).

https://tours.tantatic.com/tour/iglesia-crucifijo-gares

En Puente la Reina podemos encontrar esta iglesia que data de finales del siglo XII y que fue fundada por la Orden de los Caballeros Templarios bajo el nombre de Santa María de los Huertos. Alfonso I el Batallador fundó esta villa junto al puente sobre el Arga, puente que un siglo antes patrocinara la reina Doña Mayor (o quizá su nuera la reina Estefanía) y que da nombre a la villa. La iglesia acoge, en su interior, la Virgen con Niño (siglo XII) y guarda un misterioso crucifijo de grandes dimensiones y con forma de Y que es considerado una de las mejores obras de la imaginería gótica que se conservan en España.
Su ubicación estratégica, en la entrada del Camino a Puente la Reina, convirtió al templo en un lugar de gran importancia tanto para la vida religiosa como para la protección de los peregrinos. Los Templarios, con su misión de salvaguardar a los viajeros, se establecieron en este lugar para proporcionar un refugio seguro y un espacio de culto.


3. Iglesia del Santo Sepulcro (Torres del Río, Navarra).

Existen varios documentos que vinculan a esta iglesia con la Orden, sumados a otros descubrimientos como cuerpos enterrados en las cercanías de la iglesia que lucían la vestimenta típica templaria.
La Iglesia del Santo Sepulcro, es la culminación del octógono perfecto de los Templarios en el Camino de Santiago. La Iglesia de Santo Sepulcro de Torres del Río o de Sansol, también así denominado por el cercano cerro de ese nombre, sigue en su planta el infrecuente patrón octogonal ya visto en la de Eunate. Ambos edificios comparten formas muy similares, aunque aquí falta la galería de arcos de Eunate, a modo de claustro octogonal.


4. Iglesia de San Juan (Castrojeriz, Burgos).

La iglesia de San Juan, en Castrojeriz, es de origen templario (siglo XIII). Fue reconstruida sobre una base románica en varias etapas. El ábside, la torre y el claustro parecen obra de las primeras décadas del siglo XIII (época templaria); posteriormente, en los comienzos del siglo XVI, se renovó la iglesia. Una vez disuelta la Orden del Temple, los Hospitalarios continuaron desempeñando su labor de auxilio a los peregrinos.
Es una obra de gran monumentalidad por su recia torre y el cuerpo de sus tres amplias naves elevadas a la misma altura por pilares columnarios. En las columnas, precisamente en sus capiteles, es posible observar crucetas pateadas, que atestiguan su origen templario.

5. Iglesia de Santa María de la Blanca (Villalcázar de Sirga, Palencia).

Templo-fortaleza comenzado a construir a finales del siglo XII por los Templarios, y finalizado en el siglo XIV. En Villalcázar de Sirga los Templarios, a partir de este edificio, fundaron una importante encomienda que constituyó uno de los centros religiosos más importantes del Camino de Santiago en Castilla. Esa encomienda templaria fue creciendo gracias a las donaciones y la posterior compra de otros terrenos e inmuebles cercanos.
La Iglesia de Santa María la Blanca fue un santuario para la devoción de María, Madre de Jesucristo, que tuvo una época de gran esplendor entre los siglos XIII y XVI, debido a la protección de la Corona de Castilla, entre los que se encontraban los reyes Alfonso X el Sabio y su hijo Sancho IV.


6. Terradillos de los Templarios (Palencia).

Este lugar fue un feudo de la orden militar del Temple, cuyo objetivo era salvaguardar a los peregrinos que hacían el Camino de Santiago, no siempre seguro. Aparece mencionado en la documentación conservada de la Abadía de Sahagún en el siglo XI.
Tuvo dos iglesias, la desaparecida de San Esteban y la actual que está dedicada a San Pedro. Es de ladrillo de una sola nave, alberga en su interior un Cristo gótico del siglo XIV, una Virgen del siglo XVI, un San Roque del XVII y retablos de los siglos XVII y XVIII.
Según una leyenda, la famosa gallina de los huevos de oro está enterrada en este pueblo: En el siglo XII había en las cercanías de Terradillos un hostal de peregrinos (hoy derruido) que llevaba el nombre de San Juan y que era protegido por los Caballeros del Temple. Fue en este lugar donde los últimos Templarios enterraron a la famosa gallina de los huevos de oro. Los vecinos han ubicado tradicionalmente en el Alto Torbosillo (al norte del pueblo) el emplazamiento donde se esconde el preciado animal. Según la leyenda, había en la localidad una parroquia, la de San Esteban (no se conserva en la actualidad), cuyo párroco llevaba cada año a Santiago un huevo de oro. Hasta que un día, el cabildo compostelano le dijo que no querían un solo huevo, que querían la gallina. Para que no se la pudiera llevar, los Templarios la enterraron en el Alto de Torbosillo. La gallina está asociada desde tiempos inmemoriales con el preciado metal y también la Orden del Temple y su enriquecimiento, que algunos ligaban a su dominio del arte de la alquimia y, por tanto, la fabricación de cantidades ingentes de oro.

7. Iglesia Parroquial de Rabanal del Camino (Maragatería, León).

Todo el pueblo de Rabanal del Camino posee un origen templario. Este fue fruto de una avanzada de la Orden desde Ponferrada que buscaba proteger a los peregrinos que atravesaban los Montes de León hasta su llegada al Bierzo.
En este escenario la iglesia parroquial sobresale no solo por su origen templario sino por ser también uno de los pocos ejemplos que aún existen del románico leonés. El pueblo conserva su arquitectura tradicional en buen estado.


8. El Castillo de Ponferrada (Bierzo, León).

Ponferrada (Pons Ferrata) toma su nombre del puente reforzado con hierro que el Obispo Osmundo ordenó construir en el siglo XI, para facilitar el paso del río Sil a los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela.
En 1178 Ponferrada pasó a depender de la Orden del Temple, gracias a una donación de los reyes leoneses. Al llegar allí, los Templarios se encontraron con una pequeña fortaleza que en su origen había sido romana. A partir de ahí comienzan una serie de ampliaciones que tendrían como finalidad convertir al complejo en una defensa del Camino de Santiago y que terminarían en 1282 (lo que se puede ver hoy en día tiene muchas más reformas que se fueron haciendo a lo largo de los siglos).
Ponferrada fue una de las encomiendas del Temple más importantes en España. La encomienda dispuso de los castillos de Cornatel, Corullón, Sarracín (Vega de Valcarce) y quizás también del castillo de Balboa. Su jurisdicción abarcaba casi todo el Bierzo, extendiéndose desde Rabanal del Camino (Maragatería) hasta O Cebreiro en Galicia. Los monasterios del Bierzo pertenecían al Cister y el Monasterio de O Cebreiro al Cluny.
Su castillo era el enclave más importante de los Templarios en el Reino de León, desde donde desarrollaron sus labores de protección del Camino de Santiago. Tras la disolución de la Orden del Temple, en 1312, esas funciones pasaron a los Hospitalarios y a la Orden de Santiago. El castillo de Ponferrada pasó a las manos de la familia Osorio y del Conde de Lemos. A raíz de la revuelta irmandiña y las luchas entre el Conde de Lemos y su hijo, fue reclamado por los Reyes Católicos.

9. Castillo de Sarracín (Vega de Valcarce, Bierzo, León).

Vega de Valcarce (León) solía ser un punto conflictivo porque se cobraba el Portazgo, que era un pago por el derecho de paso. Los peregrinos estaban exentos, pero muchas veces eran considerados como ricos mercaderes y eran obligados al pago de dicho Portazgo. Así, se originó un camino alternativo, en paralelo al camino original, que discurra precisamente al lado del Castillo de Sarracin, por el monte de la Villela (Villaus del Codex Calixtinus), para evitar a los portazgueros del Castillo de Autares.
El Castillo de Sarracin se convirtió en uno de los enclaves principales de la Orden del Temple en el Camino de Santiago. Su misión era que los Templarios pudieran defender a los numerosos peregrinos que se dirigían a Santiago de los portazgueros que les quisieran cobrar indebidamente.


© Francisco Javier Aguirre Azaña, junio 2025.


11 de junio de 2025

Revista de la Asociación Aragonesa de Escritores. Número de junio 2025.

 

Número dedicado a La Paz.


 

Cuando, en mi calidad de militar profesional, me preguntan por mi opinión sobre el concepto de Paz, pienso que es igual que si a un médico le preguntan qué entiende él por Salud, o a un policía por la noción de Legalidad, cuando su tarea diaria es tratar con sus antagónicos, la enfermedad y el crimen, respectivamente. Y creo también que es importante definir primero que es aquello de lo que hablamos, pues no siempre todo el mundo da igual significado a la misma palabra.

Paz no es sólo una situación o estado de ausencia de violencia, una no-guerra. Paz es justicia, respeto de la dignidad humana, de las libertades individuales, y de las sociedades en las que se agrupan las personas, independientemente de nacionalidad, raza, etnia, preferencias sexuales, creencias religiosas y afiliación política.

Los valores asociados con el concepto Paz constituyen también el acervo de una sociedad democrática avanzada, hasta el punto de que sólo en el seno de esta última encontraremos una paz autentica y legítima (paz positiva), aquella que transciende la mera ausencia de guerra y violencia directa (paz negativa).

Es fácil encontrar ejemplos de estados y sociedades que no están en guerra o conflicto armado con ningún otro, cuyos ciudadanos –o al menos aquellos que no se manifiesten contrarios al poder establecido– no ven amenazada su integridad física; pero que, en cambio, deben soportar una autoridad opresora. Con ello quiero decir que un estado autocrático, no liberal, puede ser capaz de garantizar una paz imperfecta, donde no existe conflicto armado, pero donde, al mismo tiempo, se ejerce alguna clase de violencia sobre los ciudadanos, a los que se restringen sus derechos humanos y civiles.

Y es aquí donde entro a explicitar que supone la paz para mí. No es sólo una situación de ausencia de conflicto armado, sino una situación en la que se garantiza el respeto de la dignidad y libertad individual, tanto a título personal como colectivo; es decir, como miembro de una nación soberana, que es capaz de tomar sus propias decisiones de manera independiente. Es necesario un estado democrático –o mejor dicho, un conjunto de ellos– para asegurar esa PAZ con mayúsculas.

Y considerando la condición dualista de la naturaleza humana, en un contexto de intereses nacionales contrapuestos, sociedades donde conviven individuos que sustentan valores virtuosos con otros con intereses espurios, la paz no es algo que venga dado; no es un maná que cae del cielo o algo que esté en la naturaleza de las cosas y llegue como consecuencia natural de una bondadosa evolución humana. Paz es algo por lo que hay que luchar día a día.

El militar, encuadrado en un ejército regular incrustado en un estado democrático, lo hace con las armas, gestionando la fuerza que ese estado le otorga –Si vis pacem, para bellum. (Si quieres la paz, prepara la guerra)–. Lo hace normalmente mediante la disuasión, a través de una fuerza creíble que disuada a un hipotético adversario porque el daño que puede recibir en un enfrentamiento armado es superior a la ganancia a la que aspira. Y, en último extremo, cuando todo lo demás falla, lo hace utilizando esa fuerza en defensa de los propios intereses. El ciudadano no debe desentenderse de esa tarea, porque se juega mucho. Se juega su propia forma de vida, sus valores y principios, y su legado a los que le seguirán. Y la forma que tiene de hacerlo es, precisamente, ejerciendo una ciudadanía responsable –Si vis pacem, pugna pro pace–, como miembro comprometido de ese estado democrático que debe garantizar la paz y que, dada la enormidad del empeño, normalmente tendrá que hacerlo en alianza con otros estados con los que comparta valores y principios, cultura y civilización. El compromiso ciudadano es compatible con la crítica y la desaprobación, encauzadas democráticamente; pero debería alejarse del cortoplacismo –búsqueda de una ventaja inmediata en perjuicio de un dividendo estable en el futuro– y el sectarismo ideológico.

Para finalizar, quisiera volver a incidir en el título inicial de este artículo: si quieres la paz, trabaja por ella; no creas que está garantizada –algo que la historia y la propia actualidad nos enseña repetidamente–, no lo delegues en otros para después olvidarte. La paz, como el pez necesita el agua para vivir, requiere el respeto de la dignidad humana, los derechos individuales y colectivos y la legalidad internacional. Todo ciudadano de una sociedad avanzada y democrática tiene un papel que jugar en el mantenimiento de esos principios: el de la participación responsable en la toma de decisiones y el control democrático de quienes gobiernan.


Francisco Javier Aguirre Azaña.

Zaragoza, 27 de enero de 2025.


8 de mayo de 2025

Presentaciones del libro «Báguena, cuna de personajes históricos».


Fundación Campo de Daroca, 8 de mayo de 2025


Casino de Teruel, 29 de abril de 2025


Casa de Teruel en Zaragoza, 5 de abril de 2025


23 de abril de 2025

31 de enero de 2025

Nueva publicación.


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Se trata de un proyecto de recuperación y dignificación del patrimonio local de Báguena (pequeño pueblo turolense, aunque con una gran historia) que ayuda a comprender mejor la historia de Aragón y su impacto en la historia de España. La narración combina biografías, anécdotas y contexto histórico con precisión académica y gran detalle. El lenguaje claro, didáctico y respetuoso con los temas tratados, y el tono equilibrado entre lo divulgativo y lo académico, proporcionan una lectura enriquecedora y amena.

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© Francisco Javier Aguirre Azaña, Enero 2025.



Báguena, pequeño pueblo turolense con una gran historia, está situado en el fértil valle del curso medio del río Jiloca. Formó parte de la antigua Comunidad de Aldeas de Daroca y sus orígenes, al abrigo de una fortaleza templaria, se remontan al tercer cuarto del siglo XII. En esos ocho siglos y medio ha sido lugar de nacimiento de un número inusitado de personajes que hicieron historia y fueron un referente en las sociedades en que vivieron. Desde el alcaide Miguel de Bernabé (siglo XIV) hasta el sargento Mariano García Esteban (siglo XX), primer carrista laureado del Ejército español, este libro recoge siete de esos personajes.

Nueva edición: La Campaña de Teruel (diciembre 1937-febrero1938). La historia completa.



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© Francisco Javier Aguirre Azaña, Febrero 2025.




La segunda edición amplía y corrige a la primera. Se amplían, por ejemplo, detalles sobre la ayuda internacional recibida por los contendientes y se modifican parcialmente algunos textos correspondientes al Asalto de Singra y la Batalla del Alfambra. También se corrigen mapas del Asalto de Singra y de la Batalla del Alfambra. Por último, se modifican el Anexo 2 y el Anexo 3, ampliando los materiales de artillería ‒incluyendo ahora artillería antiaérea y contra-carro‒ y revisando las cifras de piezas de artillería y aviones a disposición ­de los dos bandos, así como añadiendo nueva información sobre tanques.