Cuando hace unos días tuve la ocasión de visitar la Catedral de Tarazona (Zaragoza) me llevé una gran sorpresa. Allá por el año 2021 publiqué un libro titulado Tratado sobre sibilas y en aquel momento fui incapaz de encontrar iconografía sibilina en Aragón, ya sea en edificios religiosos o civiles. Las sibilas más próximas se encuentran en la sacristía de la Catedral de Calahorra (La Rioja). Y, hete aquí que Tarazona cuenta con un grupo de sibilas pintado en la bóveda de la capilla mayor de su catedral.
La Catedral de Tarazona estuvo cerrada durante tres décadas debido a los graves problemas estructurales que presentaba. Después de varios años de restauración fue abierta al público en abril de 2011 y hoy es conocida como la Capilla Sixtina del Renacimiento Aragonés, por su decoración mural renacentista inspirada en la Capilla Sixtina del Vaticano pintada por Miguel Ángel.
Alonso González la renovó a mediados del siglo XVI, adoptando la estética renacentista y pintando profetas, patriarcas y otros personajes del Antiguo Testamento, y también sibilas paganas. Están Adán y Eva, el arcángel Rafael y Tobías, Baco, David y Hércules, Apolo y Venus, Dido y Eneas... No hay ninguna otra catedral que tenga representadas figuras humanas con una desnudez tan elocuente. El artista realizó las imágenes del cimborrio entre 1546 y 1549 y las de las bóvedas de la capilla mayor, entre 1562 y 1563. En la bóveda de la capilla mayor, situada sobre el lugar destinado a la celebración diaria de la eucaristía, hay un total de 25 espacios. Los 16 espacios entre las diagonales y los terceletes se rellenaron con figuras de sibilas, profetisas y adivinadoras del mundo clásico asociadas al anuncio a los paganos de la venida del Salvador.
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Bóveda de la capilla mayor con sibilas. Catedral de Tarazona. |
También es sorprendente como han llegado hasta nuestros días. El Concilio de Trento que, con interrupciones, se celebró entre 1545 y 1563 aprobó un Decreto sobre las imágenes, en el que se establecían las características que debían tener las imágenes y la función que debían cumplir. Las sibilas de hermosos pechos desnudos que había pintado Alonso González estaban absolutamente fuera de lugar y en toda Europa cayeron súbitamente en desuso y se acabaron prohibiendo. En 1547 había sido nombrado obispo de Tarazona Juan González de Munébrega, hombre cultísimo y con otros cargos en la Iglesia, quien intentó aplicar las disposiciones de Trento, pero sobre todo se empeñó en el sometimiento de los canónigos a su autoridad. Se enfrentó totalmente con el Cabildo (acabó excomulgando a varios de sus miembros) y, mientras se libraba esa batalla, las pinturas siguieron allá arriba. No fue hasta el siglo XIX cuando, por razones meramente estéticas, se renovó la catedral y se cubrió buena parte de las pinturas, ocultándolas con enlucidos. Descubiertas en 2004, fueron recuperadas y son las que podemos ver ahora.
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Sibilas. |
Naturalmente, este descubrimiento me ha obligado a actualizar el Tratado sobre sibilas, para incluir las de la Catedral de Tarazona, y aprovechando esta circunstancia, la edición actualizada también recoge nuevos detalles y fotografías de las catedrales de Pisa (Italia), Ulm (Alemania), Zamora, Auch (Francia), Salamanca, Murcia, Calahorra (La Rioja) e Iglesia de Santa María sopra Minerva (Roma) y Sacra Capilla El Salvador de Úbeda (Jaén). El libro ya está disponible en Amazon.
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